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Ahora un cyborg

Un cyborg con aspecto de mujer con unas lentes metálicas implantadas en sus ojos con cristales de color rubí.
Automatizacion
Después de unos meses encerrado, después de unos meses asimilando lo que ya era inevitable. Después de haberme visto miles de veces en el mismo espejo roto repetidamente. Empecé a concenciarme de que me habían mecanizado: no era una máquina porque todavía podía sentir mi corazón latiendo lentamente ya que ahora estaba controlado por un microchip de esos de última generación que llevan todo incorporado. Mis sentimientos, mis miedos, mis angustias, mis sobresaltos no serían causa de la aceleración de mis pulsaciones. A partir de ahora solo se elevarían en caso de que hubiera realizado un esfuerzo físico mayor de lo normal, aunque viéndolo con perspectiva, ahora era una persona mecanizada tremendamente fría debido a que no había nada en mi organismo semiorgánico que no estuviese enchufado a las células fotovoltaicas que tenía insertadas por toda la superficie corporal que antes era mi piel. Todas esa extensión de placas puestas por el exterior de mi cuerpo eran un traje que a la vez servían de recarga y protección al sol.  Nunca me pude exponer pero ahora la radiación era una necesidad. Los rayos del día me recargaban y la oscuridad de la noche me consumiría. Hasta ese momento era lo que sabía. Ya que encerrado en ese sótano sin apenas luz, durante meses, tuve que enchufarme minutos a la corriente eléctrica sin hilos. La verdad que esta tecnología vieja estaba realmente evolucionada y no se notaba que me estaba recargando. Lo único que se notaba era que una pequeña luz en la palma de mi mano que estaba con poca intensidad se convertía en luz brillante que alumbraba en exceso mi celda. Creo que mi cuerpo mecánico consumía bastante porque cada vez que entraba en carga automática la fuente de luz del cuarto parpadeaba.
Después de todo, mi nuevo traje, por llamarle de algún modo, y equipación no me disgustaban, pero creo que ahora lo único humano que me quedaban era el corazón, el cerebro y mis ojos, exceptuando las corneas (estas fueron cambiadas por unas que se alteraban para mostrarme información del entorno y de las personas que habían dándome toda la información almacenada en las base de datos públicas del gobierno; si, desde hacía pocos años toda la información era libre y de acceso público y mi cuerpo se aprovechaba de esa ventaja demasiado bien). La información de cada persona o cosa que veía estaba a mi disposición con solo concentrarme unos milisegundos en el determinado objeto del que necesitaba la información.
Bueno, en definitiva, estaba encerrado en este lugar, simplemente para adaptarme a mi nuevo cuerpo tecnológico. Los primeros días hasta me era dificil caminar. Ahora corro más rápido que muchos vehículos pero no debo abusar de esta ventaja ya que a velocidades mayores de los 30km/h mi cuerpo entra en pérdida y podría quedarme sin pilas en caso de no tener una fuente de corriente próxima a mi cuerpo.
Mi autonomía es total por el día pero bastante poco útil debido a que la vida cotidiana en la mayoría de los lugares se realiza por la noche.

Hasta hace poco me sentía solo ya que no conocía a mis compañeros y no estaba decidido a convertirme en cyborg. Está por un lado, el doctor chiflado del que me hablaron en mi pueblo, es un pariente lejano, mentor y jefe. Él me recreó, me hizo lo que soy.
Después está la primera robot con inteligencia humana. Desde que llevo encerrado aquí pienso que cuando muera esta criatura irá para algún sitio especial porque la verdad es que tiene alma.

Ya no soy aquella persana insignificante que escapa de guardias y científicos asesinos, ahora soy más fuerte y cuando vaya detrás de los malos pensaré "corred cabrones corred".
Nunca se me había ocurrido ser un cyborg. Pero la verdad, es que una vez que se presenta la oportunidad parece como si hubiese nacido para repartir leches y piñas a todos los corruptos de este mundo.

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